¿Qué nos impide alcanzar nuestros objetivos?

¿Qué es lo que no estás soltando?

Recuerdo una historia que hablaba de dos monjes, los cuales pertenecían a una orden que prohibía cualquier tipo de contacto con las mujeres. Los dos monjes iban caminando y llegaron a un río. En la orilla del río había una mujer que les pidió ayuda para cruzarlo. El monje más joven, se ofreció a ayudarla, la mujer subió sobre sus hombros y así cruzaron el río. Después de esto, la mujer le dio las gracias y se fue. El monje de más edad estaba indignado, su compañero había violado gravemente las normas de su orden. Así que, al cabo de un buen rato, cuando ya no pudo contener más su indignación, le recriminó su conducta a su compañero.

El joven respondió: Sí, es verdad que he cargado a esa mujer sobre mis hombros, pero ya la dejé ir. En cambio, tú sigues cargando con ella.

No podemos cambiar aquello que ya sucedió

Esta historia me sugiere que cuando seguimos aferrados al pasado, toda nuestra energía está justamente allí, en el pasado. Tal vez estemos enfadados porqué las cosas no fueron cómo pensamos que tenían que ir ó quizás estemos atrapados en el pasado porque fue tan fantástico que no queremos que se acabe. En cualquiera de los dos casos, el pasado es pasado y no podemos hacer nada para cambiarlo y tal vez tampoco esté en nuestra mano conseguir que perdure indefinidamente. Lo único que depende de nosotros, es decidir si queremos seguir aferrados a él, o continuar nuestro camino.

El pasado es pasado y no podemos hacer nada para cambiarlo

Hace algún tiempo, decidí dejar mi trabajo y emprender una nueva trayectoria profesional como coach. Estaba profundamente insatisfecho con mi trabajo y enfadado con la empresa para la que trabajaba. Este fin de semana, haciendo un trabajo sobre los equipos de trabajo en las organizaciones, me he dado cuenta de que todavía sigo enfadado con la empresa para la que trabajé. Y esto me provoca dos cosas:

La primera, un tremendo gasto de energía para seguir justificando mi enfado. Y la segunda, perderme muchas oportunidades de trabajar con equipos porque me recuerdan a situaciones con las que todavía sigo enfadado. Como el monje de más edad, todavía sigo cargando con la mujer del cuento.

¿Qué sucede si no dejamos ir?

Seguir enfadados con el pasado nos impide avanzar. Tal vez tengas razones para seguir con el enfado, tal vez tu enfado esté perfectamente justificado. Quizás te trataron mal o te hicieron daño. No estoy diciendo en absoluto que deje de importarte todo esto y puedas pasar página como si no hubiera sucedido. Lo que digo es que tienes que encontrar la manera de hacer las paces con ese pasado para qué puedas mirar hacia el futuro sin ese lastre, sin esa carga que te pesa y te impide avanzar. Y para ello, es necesario hacer un trabajo personal de aceptación, de soltar. No es nada fácil, y duele tanto que a veces preferimos no hacerlo. Pero el precio de no hacerlo es seguir atrapado. Y si no puedes hacerlo tu solo, puedes pedir ayuda. Un proceso de coaching puede ser un buen acompañamiento para salir de este atolladero. Seguir enfadados con el pasado nos impide avanzar

Seguir enfadados con el pasado nos impide avanzar

Y por último, una reflexión: ¿Eres capaz de identificar las cosas de tu pasado que todavía sigues cargando y te impiden avanzar hacia lo que quieres?

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